Cuando el Universo aún era muy joven, solo existían unos pocos tipos de átomos, principalmente helio e hidrógeno. Cuando estos átomos se combinaron para formar las primeras moléculas, el universo finalmente se enfrió y comenzó a tomar forma.

Los científicos estiman que la primera molécula que se formó, unos 100.000 años después del Big Bang, fue el hidruro de helio (HeH +) y que esta molécula debe encontrarse en el espacio. Sin embargo, hasta ahora ninguna investigación ha conseguido encontrarla.

Lo han conseguido gracias a los aviones SOFIA (Observatorio Estratosférico para la Astronomía Infrarroja) de la NASA. Este es un Boeing 747SP modificado y equipado con un telescopio infrarrojo con un espejo de 2,5 metros. SOFIA descubrió el hidruro de helio en una nebulosa planetaria, formada por una capa de gas de una estrella similar al Sol que se encuentra en el final de su vida. Ubicada a 3.000 años luz de la constelación de Cygnus, esta nebulosa planetaria, llamada NGC 7027, presenta condiciones que permiten que se forme esta misteriosa molécula.

Este descubrimiento demuestra que el hidruro de helio realmente existe en el espacio y su presencia en NGC 7027 confirma la hipótesis de los investigadores sobre la química del universo justo después del Big Bang. También refuerza sus teorías sobre su evolución hasta su complejidad actual.

Una vez que se formaron las primeras moléculas de hidruro de helio, el universo comenzó a enfriarse y los átomos de hidrógeno interactuaron con el hidruro de helio para formar hidrógeno molecular (H2). El hidrógeno molecular es la base del proceso que lleva al nacimiento de las estrellas. Más tarde, las estrellas evolucionaron con casi todos los elementos químicos que conforman el universo presente. La detección de HeH + es el tema de una publicación en la revista Nature.