Spitzer descubrió el último anillo de Saturno. Su visión infrarroja le permitió revelar innumerables objetos que no emiten luz visible para el ojo humano. Atravesó los recovecos de la Vía Láctea enmascarados por el polvo. Nos aportó imágenes de algunas de las galaxias más antiguas del Universo. Encontró exoplanetas fascinantes, hermanas distantes de nuestra buena y vieja Tierra.

Después de 17 años de trabajo y muy bien hecho, el telescopio espacial Spitzer ha dejado de ser útil, el pasado jueves 30 de enero, la NASA dio por finalizada la misión del telescopio.

El telescopio espacial Spitzer fue lanzado en 2003, utiliza radiación infrarroja para captar señales no perceptibles al ojo humano. Podía rastrear estrellas frías, incluidas enanas marrones, nebulosas y ciertas galaxias, de hecho, un universo completamente diferente del que percibe su primo Hubble, mucho más famoso y que trabajó más tiempo.

La desaparición de la maravilla tecnológica deja a miles de astrofísicos de luto. La profesora de la Universidad McGill, Tracy Webb, es una de ellas. Participó en el programa de investigación después de ganar concursos internacionales de acceso a datos.

"Es un día triste porque estamos perdiendo un excelente instrumento", explica. Spitzer es el único telescopio de su tamaño en el espacio. La atmósfera de la Tierra absorbe la radiación infrarroja. Por lo tanto, necesita una base espacial como esa para hacer observaciones basadas en la radiación infrarroja."

Exoplanetas

El profesor Björn Benneke de la Universidad de Montreal también ha tenido unas palabras, "Montreal ha tenido muy buenas conexiones con Spitzer", dice.

"Esta es una consecuencia inesperada de este telescopio", señala el profesor. La misión fue diseñada a fines de la década de 1990, antes de los grandes descubrimientos de exoplanetas. Nuestros equipos han encontrado nuevos métodos para analizar datos con alta precisión. Spitzer incluso hace posible percibir una dimensión de la luz emitida por un planeta que se encuentra detrás de una estrella.

La máquina desempeñó un papel central en la identificación y análisis de las siete hermanas que orbitan la estrella Trappist-1, a menos de 39 años luz de nuestro sistema solar. Tres de ellos, verdaderamente descubiertos por Spitzer, orbitan una zona habitable. Este avance alcanzó los titulares del New York Times en 2016.

El profesor Webb de McGill utilizó los datos para estudiar galaxias distantes. "Examinamos la luz producida por estrellas muy jóvenes en estas galaxias distantes para comprender mejor su formación", explica.

En 2013, después de diez años de trabajo para producir dos millones de imágenes, Spitzer permitió mapear la Vía Láctea a todo detalle.

"Creo que todavía hay mucho por descubrir en los datos de Spitzer", dijo el profesor de la UdeM.

El nuevo telescopio James-Webb en desarrollo también estará equipado con un componente infrarrojo. El sucesor será el telescopio más complejo y poderoso jamás construido, estará operativo en 2021.