Un perro sufrió un ataque de pánico durante un espectáculo de fuegos artificiales. A su regreso, su dueño comunicó por Twitter: "Vemos que ha mordido la puerta. Hay mordiscos en la madera. Mordió el pomo de la puerta. Para hacer lo que hizo, debió de tener mucho miedo mientras estaban los fuegos artificiales. No sabía hasta ahora que los animales tenían tanto miedo a los fuegos artificiales".

Este comportamiento no nos debe sorprender: los animales no tienen la oportunidad durante todo el año de acostumbrarse a los fuegos artificiales. Los perror interpretan las detonaciones y los destellos de luz como amenazas para su supervivencia: “Es un comportamiento que se produce con bastante frecuencia en nuestras mascotas. Se enfrentan a un elemento estresante que es esporádico y que es de una intensidad bastante alta. La mayoría de las veces, se trata de animales que están confinados a una habitación o casa. El nivel de estrés es tal que se produce un movimiento de pánico".

Si no huye, el animal también puede permanecer inmóvil, petrificado por el miedo. Para evitar estos ataques de pánico, es mejor quedarse con ellos en la víspera de Año Nuevo.

Las asociaciones para la defensa de los animales invitan a las autoridades públicas y a las personas a favorecer los llamados fuegos artificiales de "bajo ruido" que permitirían reducir el volumen a la mitad. Para los casos más extremos, se pueden administrar tranquilizantes.