A la hora de almacenar líquidos tenemos dos posibilidades: los depósitos enterrados o los de superficie. Todos se pueden adquirir en tiendas como Territorio Agua, donde hay una buena selección de ambos.

En función del presupuesto, de cuánto líquido queramos almacenar, etc., nos decantaremos por uno u otro, pues los dos poseen ventajas que hay que conocer.

¿Qué ventajas tiene un depósito enterrado?

Los depósitos enterrados, como el de recuperación de agua de lluvia Garden Confort, se ponen bajo tierra, haciendo un agujero y tapándolos.

Eso supone una de sus grandes ventajas, pues podemos adquirir un depósito soterrado de 52 000 litros, colocarlo en nuestra parcela y que no nos moleste pese a que es enorme, sin impacto visual y sin quitarnos espacio.

De esta forma, se puede almacenar una gran cantidad de agua incluso en terrenos pequeños, lo que sería inviable con un depósito de superficie que con esas capacidades ocuparía un espacio enorme.

Además, algunos depósitos soterrados son capaces de almacenar aguas grises y negras sin que nosotros tengamos que verlas ni nos afecte el olor, por lo que se pueden colocar en lugares en los que no hay desagües, vaciándolos un camión cisterna cuando están llenos.

Su función principal es acumular agua para un uso intensivo, como por ejemplo regar huertos o suplir las necesidades de agua de una casa, incluso la potable si se escoge un depósito apto para este tipo de agua.

¿Qué nos aporta un depósito de superficie?

Una de sus ventajas más evidentes es que nos libramos de hacer una obra enorme, como ocurre cuando hay que soterrar un depósito de alta capacidad, que requiere de un buen agujero y maquinaria pesada.

Aquí esto no es necesario, ya que basta con dejarlo en una zona plana y lisa, como una losa de hormigón, y ya no se moverá de ahí gracias al peso que le aporta el agua.

Al estar visible, solo mirando vamos a saber cuánto líquido queda dentro, puesto que se usan mucho para almacenar agua potable en sitios en los que no hay, pese a que aquí no se suelen colocar con el fin de recuperar el agua de la lluvia, aunque también tenemos esa opción, eso sí con menos capacidad.

Se puede poner un depósito recuperador de agua de diseño ánfora, con capacidades de hasta 500 litros, que se quedan muy lejos de los anteriores, los que están bajo tierra.

También hay depósitos de superficie de gran cabida, como el vertical aéreo que llega a los 50 000 litros o el horizontal de superficie que puede poseer esa capacidad.

En este caso, la instalación es más sencilla, pues no hay que agujerear el suelo y así podemos tener más accesible el agua o el producto alimenticio que contenga, como por ejemplo el vino.

Por último, no vamos a necesitar una bomba para extraer el líquido, pues bastará con abrir un grifo que este tipo de depósito lleva en la parte inferior para su vaciado, que se hace por gravedad sin que intervenga ninguna máquina.