Escribir es una pasión con la que se nace, un don, pero la capacidad de dar expresividad y vida a un texto es fruto de un trabajo arduo, concienzudo y persistente que nada tiene que ver con la simple materialización de un hobby. Un escritor se dota de numerosas herramientas para conseguir provocar emociones en sus lectores, siendo las más poderosas los recursos literarios. No todo es cuestión de musas y este post te acercamos al apasionante mundo de las figuras más utilizadas por los maestros de las plumas (o de las teclas).

¿Qué son los recursos literarios?

Desde la visión experta del equipo de puntodidot.com, que acumula una larga trayectoria ofreciendo servicios editoriales tanto a escritores noveles como profesionales, nos hacemos conscientes de que los recursos literarios son tan necesarios como poderosos en el mundo de la narrativa y que es en el modo de usarlos lo que distingue a un "escritor" de "alguien que escribe".

Mediante los recursos literarios, se aporta énfasis, belleza, riqueza a las palabras que se cuentan. Esa es la magia de la escritura, que no se consigue mediante trucos de ilusionista, sino con el manejo de fonemas, gramática y semántica, mediante recursos morfosintácticos y léxico-semánticos que hacen del escritor un auténtico alquimista de las letras.

Los recursos literarios más usados por los escritores

Los recursos literarios son muchos y se usan en mayor o menor medida según el tipo de historia que se narre, aunque no hay reglas para el escritor, que puede escogerlos a su antojo, combinarlos y deconstruirlos. Estos son solo algunos de los recursos más usados por los escritores.

  • Apóstrofe: interrumpe el hilo discursivo para comunicarse directamente con el lector o aclarar algún aspecto.
  • Comparación: selecciona dos objetos, que aparecen en la oración expresamente, y se cotejan con los nexos correspondientes.
  • Epíteto: añade adjetivos descriptivos que enriquecen los sustantivos que los siguen, pero que no añaden información relevante.
  • Aliteración o repetición de sonidos o en golpes de sílabas (suaves sorbos salados de sórdidas sensaciones).
  • Onomatopeya: representación escrita de un sonido.
  • Polisíndeton: utilización excesiva de las conjunciones.
  • Antítesis: contrapone dos ideas para enfatizar su diferencia.
  • Hipérbole: exageración desmesurada que da magnitud a la idea. “Te quiero de aquí al Polo Norte”.

Esto son solo alguno de los ejemplos que podemos encontrar en un campo tan rico como la escritura. Te invitamos, sin ironía, a que sigas explorando entre metonimias, imágenes y retóricas y descubras que, tras la riqueza del lenguaje, hay un gran conocimiento que le da forma, le aporta matiz y lo traduce para que se materialice en una gran obra literaria.

Recuerda: el buen trabajo necesita el mejor apoyo

Y es que, si un buen trabajo no tiene un equipo que le respalde, el esfuerzo será el vano. Por eso, un equipo editorial que se centre en las necesidades de la persona que hay tras el escritor es tan necesario como la propia idea del libro.

Este es el modus operandi de Punto Didot, que ayuda a afrontar cualquier miedo del escritor y que lo motiva ante la falta de inspiración o cualquier bloqueo. La satisfacción pasa por un trabajo que permita a profesionales de la edición y la corrección revisar tu escrito y todos esos recursos literarios que hayas usado antes de que salga a la luz. Es la simbiosis perfecta, permítase la imagen.

Y así, en la coherencia de tu obra encontrarás la incoherencia de tu espíritu. ¡Nunca dejes de escribir!