Un ordenador cuántico funciona al margen de nuestro conocimiento en física. Cuando ocurre un error, puede ser el resultado de un error humano, pero también de una ley física aún desconocida que constituye un obstáculo inmutable.
Estas máquinas no usan bits, los famosos 1 y 0 del sistema binario, sino bits cuánticos o qubits, que pueden ser un 1, un 0 o la superposición de los dos al mismo tiempo. Tienes que hacer un esfuerzo para imaginar tales estados, imagina una moneda, una de las caras es 1 y la otra es 0, pero también debemos considerar como estado las dos a la vez.
Esto puede parecer muy abstracto y, sin embargo, las empresas más grandes especializadas en tecnologías digitales están invirtiendo en laboratorios cuánticos. Google, Microsoft e IBM están intentando crear ordenadores basados en estas teorías.
Google abrió su laboratorio en 2013. Desde entonces, la compañía ha estado tratando de alcanzar la supremacía cuántica. Es decir, una velocidad de cálculo a la que los ordenadores modernos más poderosos no pueden alcanzar.
La compañía afirma haber alcanzado este umbral en octubre de 2019, al diseñar su calculadora a 54 qubit y realizar en 200 segundos un cálculo que habría llevado 10.000 años a una supercomputadora convencional.
IBM, que diseñó el ordenadores que Google afirma haber derrotado, asegura que su máquina puede lograr la tarea en cuestión en 2.5 días, de manera más estable, y que por lo tanto no se logra la supremacía cuántica.
Microsoft usa tecnología aún más experimental. Sus científicos apuestan por la existencia de la partícula Majorana. Teóricamente permite que los qubits estén en varios lugares al mismo tiempo y, por lo tanto, sean mucho más estables. Sin embargo, nada prueba que esta partícula exista.
IBM, por su parte, ofrece un enfoque más realista. En 2019 la compañía presentó el Q System One, la primera computadora cuántica comercial. Delta, Exxon Mobil, Goldman Sachs y otros ya se encuentran entre sus clientes.